Por: Saúl Escobar Toledo El panorama de la economía mexicana en los primeros meses del año reflejó signos contradictorios: algunos positivos que pueden ser temporales y otros negativos que lamentablemente parecen acentuarse. Hace unos días el secretario de Economía anunció que la Inversión Extranjera Directa (IED), tuvo un flujo, entre enero y marzo, de más de 21 mil millones de dólares, “el nivel trimestral más alto registrado en la historia económica del país”. Lo anterior, sin embargo, contrasta con las cifras del Banco de México. Según esta institución entre el primer trimestre de 2024 y el de 2025, los flujos de la IED disminuyeron en 5.6 mil millones de dólares, una caída de 22 por ciento. No obstante, ambas instituciones coincidieron en que las nuevas inversiones crecieron en este periodo de 2025 respecto a 2024, de 881 a 1 586 millones de dólares, es decir un aumento de 80 por ciento. En cambio, la reinversión de utilidades disminuyó al igual que las cuentas entre compañías. Lo anterior podría indicar, si esas tendencias se mantienen, que están llegando nuevas empresas o se están ampliando las ya están instaladas, pero al mismo tiempo, que otras compañías han decidido frenar su expansión. Además, la inversión total también disminuyó en el primer bimestre del año en 6%, sobre todo la pública (- 24%) mientras que la privada nacional se redujo en 5.2%. Más preocupante, hubo una “fuga de capitales” es decir una salida de inversiones en cartera en el primer trimestre de 2025 de casi 2 mil 500 millones de dólares, la mayoría de ellas en poder de mexicanos (alrededor del 75%). Se trata de inversiones especulativas y financieras ( por ejemplo, acciones en la Bolsa de Valores y fondos de renta fija y variable) que se fueron principalmente por la disminución de las tasas de interés en México y por lo tanto del diferencial de rendimientos entre los que ofrece nuestro país y los Estados Unidos. Por otra parte, las exportaciones mexicanas crecieron en abril a una tasa interanual de casi 6%, particularmente las no petroleras. Lo que resulta más interesante es que las que se destinaron a Estados Unidos crecieron un poco menos (5.7%) mientras que las que se dirigieron al resto del mundo crecieron mucho más, casi 12%. Los sectores que aumentaron sus ventas al exterior fueron maquinaria y equipo para industrias (62.5%); equipo profesional y científico (18.5%); y aparatos eléctricos y electrónicos 6.4%. En cambio, las exportaciones automotrices cayeron 7.1%. Si se observa el trimestre en su conjunto las cifras no cambian mucho: las exportaciones totales aumentaron casi 5%; las manufacturas que no están vinculadas a la fabricación y ensamble de autos y camiones registraron un alza de casi 12%; y aquellas ligadas a estas ramas cayeron casi 5%. En marzo surgió otro indicador positivo: el valor de la industria de la construcción rompió 8 meses de saldos negativos y aumentó un poco (0.7%), destacando la relacionada con inversiones en carreteras y ferrocarriles que lo hizo en casi 5%. Esto podría indicar que la inversión pública está creciendo después de varios meses de haberse desplomado como muestran los datos del primer bimestre que mencionamos más arriba. También las ventas al menudeo aumentaron en el primer trimestre de este año en 2% interanual, tendencia que se ha mantenido desde enero de 2024. Ello indica que las turbulencias externas no han afectado drásticamente a los consumidores. Sin embargo, el balance en su conjunto de estos indicadores no es muy alentador. El primer trimestre de 2025 muestra un crecimiento de la economía de 0.9% y apenas de 0.6% interanual. Se incrementaron, sobre todo, las actividades primarias (agricultura, ganadería y pesca) mientras que las secundarias (industria) mostraron una leve caída al igual que las terciarias (servicios). Según algunos cálculos, los datos anteriores indicarían que la economía podría crecer en 2025 apenas en 0.3%. Eso, debido a que las expectativas son más pesimistas para los próximos meses. En lo que toca al empleo, los indicios son más bien oscuros: se ha informado que en marzo de este año se redujeron casi 30 mil puestos de trabajo en comparación a ese mismo mes de 2024 en la industria manufacturera, acumulando 26 meses consecutivos de expulsiones, especialmente en la rama de prendas de vestir y textiles, y en la fabricación y ensamblado de equipo de transporte (incluyendo refacciones y partes). No obstante, el empleo aumentó en la elaboración de bebidas y tabaco (casi 18%) y en equipo de computación 8%. La industria maquiladora de exportación también ha sido afectada con disminuciones de 0.25% mensual y 0.41% anual de su personal ocupado. Las horas trabajadas, igualmente, se han reducido en 0.98 y 1.37% respectivamente. Además, las remuneraciones reales cayeron en 0.87% ese mes de marzo, aunque a tasa anual todavía muestran un aumento de 5%. En resumen, los datos del primer trimestre de 2025 muestran que la incertidumbre mundial, resultado de las políticas agresivas del gobierno de Estados Unidos, están afectando a México y frenando su desarrollo, aunque sus efectos no han sido todavía de gran impacto. Muestran asimismo que podría estar despuntando un cambio beneficioso con la expansión de algunas ramas manufactureras que compensarían las caídas de la industria automotriz. Una tendencia todavía precoz que podría fortalecerse en los próximos meses. Sin embargo, si lo anterior no sucede y se mantienen o incrementan los factores adversos, la economía en su conjunto se hundirá en niveles difíciles de predecir. Afectaría aún más los niveles de empleo y, como ya se observó en algunas ramas en el mes de marzo, las remuneraciones (salarios) de los trabajadores podrían disminuir a lo largo del año. De ahí la importancia de acelerar la inversión pública. Como ya se indicó, su reactivación en marzo detuvo la tendencia recesiva de la industria de la construcción. Mantener las políticas de austeridad en el gasto e impedir que se reactive con mayor celeridad en renglones como la construcción de vivienda, clínicas y escuelas; en obras de agua y riego; y en la expansión de sectores estratégicos como electricidad y telecomunicaciones, acentuaría las tendencias negativas. De la misma manera, sería perjudicial una restricción mayor del gasto corriente o una política de contención de los salarios y de mejoría de las condiciones laborales (incluyendo la legislación progresiva de la semana de 40 horas y la revisión del sistema de pensiones). No se pude confiar sólo en la atracción de inversión extranjera ni festejar datos o tendencias que aún no se confirman, sobre todo en estos momentos tan agudos de turbulencia mundial. Por esa razón, la conducción de la política económica puede y debe ser más firme y progresiva para evitar una debacle. Se requiere discutir temas como la reforma fiscal, las transferencias monetarias a la población, los planes para atender la salud y la educación pública, y la implementación de medidas para el financiamiento de las micro, pequeñas y medianas empresas. El Plan México es un punto de partida, pero quedará en buenas intenciones si no hay recursos para hacerlo realidad desde ahora. saulescobar.blogspot.com Navegación de entradas Se equivoca la CNTE